Fue entonces cuando una llamada al rancho de Daniel Sutton lo cambió todo. La atracción surgió nada más conocerse y, entre sus brazos, Antonia se sentía protegida... y muy sexy. El problema era que quizás Daniel no fuera tan libre como le había parecido en un primer momento. ¿Se derrumbaría todo justo cuando parecía que por fin había encontrado el paraíso?